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viernes, 9 de julio de 2010

El peor videojuego de la historia

Hace un par de años, en este blog os mostré cuál era el mejor videojuego de la historia (¡y pobre del que piense lo contrario! :P). Pues bien, hoy he descubierto su antítesis, es decir, el peor de todos los tiempos: ET, el extraterrestre, para Atari. Pero no creáis mis palabras sin más. Vedlo con vuestros propios ojos:



Divertido, ¿eh? Si os pensáis que la cosa mejora a medida que vas consiguiendo piezas... Os equivocáis. El juego era así. Sin más. Bueno, miento, podía ser todavía peor, ya que, al parecer, existía un 'bug' consistente en un hoyo del que jamás podías salir. De ninguna de las maneras. Esto es lo que sucede cuando programas un videojuego en tan sólo tres meses para que salga a tiempo para la campaña de Navidad...

Ahora podríais contraargumentar diciéndome que hay que entender a ET en su contexto, que la tecnología no estaba tan desarrollada en la época de la Atari (de 1982 es este esperpento, para más señas), etc., etc. Una auténtica lástima que los niños de aquella época no fueran tan condescendientes como vosotros, mis queridos lectores. Cuando los desafortunados críos a los que Santa Claus regaló este videojuego se dieron cuenta de la bazofia que había creado Atari, avisaron al resto de sus amiguitos y, sin comerlo ni beberlo, la empresa estadounidense (que había fabricado más cartuchos de ET que videoconsolas existentes en el mercado -confiando en que el tirón de la película y una buena campaña publicitaria bastaran para garantizar un gran número de ventas-) se encontró con cinco millones de videojuegos devueltos por las jugueterías y las grandes superficies, ya que nadie quería comprarlos.

¿Y qué se podía hacer con tanto juego? Al principio, Atari los guardó (quizá con la esperanza de que ocurriera un milagro), pero, con el paso del tiempo, los costes de almacenamiento se volvieron, a todas luces, insostenibles. Por tanto, sus rectores tomaron la "difícil" decisión de deshacerse de ellos del modo que fuera. Y dado que ni un alma quería a ET en su casa ni aunque fuera regalado, sólo quedó una opción plausible: enterrar los cinco millones de cartuchos en el desierto de Alamogordo (Nuevo México). Con el paso de los años, este suceso (portada en varios periódicos de aquel estado) se ha convertido en una leyenda urbana que ha aguijoneado la mente de diversos artistas:



Atari, por supuesto, ha desmentido varias veces que aquél fuera el destino de los cartuchos de ET, cuyas partes, en teoría, fueron recicladas. Sin embargo, nadie ha podido demostrar aún que la empresa estadounidense no se deshiciera así de este videojuego, que, a pesar de su horrible factura, ha conseguido pasar a la historia de este entretenimiento. Eso sí, no del modo en que les hubiera gustado a sus creadores.

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