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domingo, 27 de junio de 2010

Del Amazonas al País de las Maravillas

Uno de mis propósitos de año nuevo fue bastante singular: leer más. Cuando era periodista, apenas tenía tiempo libre para dedicarme a los libros y, cuando empecé a estudiar oposiciones, me costaba horrores ponerme a leer tras varias horas 'empollando'. Por eso mismo, como sabía que este 2010 iba a ser 'relajado', me dispuse a recobrar una de mis aficiones más queridas. Y creo que no ha ido mal la cosa. No en vano, mi balance consta de ocho libros en seis meses, un tiempo que, no lo olvidemos, he compartido con las mil tareas del máster y la intensiva búsqueda de empleo.

Para dar fe de mi tesón, me he decidido a escribir un pequeño texto analizando cada una de las obras literarias que han pasado por mis manos en este tiempo. No voy a ser muy concienzudo, que conste, ya que la mayoría de los libros son muy conocidos por todos nosotros; simplemente me limitaré a dar breves pinceladas de su trama y sus principales atractivos, acompañados, cómo no, por mis impresiones particulares. ¡Vamos allá!

ALICIA EN EL PAÍS DE LAS MARAVILLAS
L. CARROLL
Dado que este año se iba a estrenar la película de Tim Burton sobre Alicia y sus mundos de fantasía, me pareció una buena idea revisar este clásico de la literatura (y su 'hermano' A través del espejo) para recordar personajes, situaciones, etc. Rocío también lo entendió así y, para Reyes, me regaló un libro que incluía ambas historias, amén de las geniales ilustraciones de John Tenniel. Curiosamente, la sorpresa por recibir el 6 de enero tan espléndida edición de las obras de Carroll (muchas gracias, Ro ^^) no se quedaría ahí, sino que se trasladó a la lectura de este magnífico cuento, que me asombró por sus múltiples lecturas. Detrás de su particular y surrealista ambiente, se esconde una soberbia sátira de la sociedad británica de la época, así como un relato profundo sobre la naturaleza del ser humano; más concretamente, sobre el traumático paso de la infancia al mundo adulto, el cual resulta ininteligible para los niños, quienes, ante tanta incomprensible novedad, acaban sucumbiendo en una crisis completa de identidad (como queda patente en la conversación que tienen Alicia y el gusano). Aunque la trama está algo difusa (de hecho, ni siquiera tiene), los personajes están definidos con tal precisión y solidez que ellos solos se bastan para conseguir que la lectura de esta Alicia en el país de las maravillas sea entretenida. En este sentido, brillan con luz propia el Sombrerero Loco (quien, irónicamente, ofrece unas reflexiones de lo más cuerdas) y, por supuesto, el Gato de Cheshire (lo admito, estaba muy equivocado con este personaje -gracias Disney ¬¬-), que tienen bien ganada su fama mundial.

A TRAVÉS DEL ESPEJO
L. CARROLL
Esta continuación de las aventuras de Alicia me gustó incluso más que el primero de los libros de Carroll. Y es que A través del espejo conserva los mejores rasgos de su predecesora (humor absurdo, sátira social, reflexión existencial, personajes peculiares y divertidos, las ilustraciones de Tenniel...) y, además, añade un nuevo elemento que lo convierte en un libro, para mi gusto, mejor: tiene una trama definida. Es decir, A través del espejo ya no consiste simplemente en meros 'skecths' de humor absurdo que se van sucediendo, sino que todos los acontecimientos conducen a un clímax final (la coronación de Alicia), por lo que la lectura es un poco más cómoda. Asimismo, esta novela contiene una de mis escenas favoritas de los mundos de Alicia, a saber, el diálogo entre la niña y el caballero blanco, cuyos extravagantes invenciones me han encantado desde siempre. Por supuesto, tampoco me olvido del soberbio poema del Jabberwocky, uno de los más memorables de todos los que compuso Carroll para sus obras debido a su particular lenguaje surrealista, a la par que evocador.

COMO UNA NOVELA
D. PENNAC
Como ya le sugerí a Nani en mis recomendaciones con motivo de San Jorge, este libro debería ser indispensable para cualquier persona que quiera dedicarse a la docencia de la Literatura. No en vano, Pennac va cavilando en él sobre cómo los adolescentes van perdiendo su amor por los libros y las diversas estrategias que se deberían seguir para evitar que eso ocurra. Y lo hace de un modo ameno, a través de anécdotas e historias (como las clases de Georges Perros), logrando que su novela no sea un tratado pedagógico y/o filosófico demasiado espeso, sino un entretenimiento del que se puede aprender mucho. Ciertamente, quizá no todas las tesis de Pennac resulten de utilidad para futuros (y actuales) profesores de Secundaria (e incluso para padres preocupados por que sus hijos no lean), pero, como mínimo, invitan a la reflexión, al planteamiento de soluciones y, sobre todo, a la concienciación de que los problemas que padece la enseñanza a adolescentes no son nuevos ni particulares de un país y/o una región.

POEMA DEL MÍO CID
ANÓNIMO
Ésta ha sido una de las lecturas que más me ha sorprendido en lo que va de año. Me esperaba un texto pesado, denso, aburrido... Y me he encontrado con todo lo contrario. No es que sea un dechado de virtudes ni mucho menos, ni tampoco el paradigma de la literatura épica (lo que es extraño, teniendo en cuenta que buena parte de la narración trata de las batallas y conquistas de Rodrigo Díaz de Vivar), pero leer las aventuras del Cid Campeador resulta de lo más divertido, y por varios motivos. Para comenzar, por el extraordinario ejercicio de propaganda que se realiza en sus páginas. No es para menos: el Cid es, a falta de otra palabra mejor, perfecto. El guerrero burgalés no es sólo un hombre de honor, leal a su rey (aunque éste le haya desterrado) y de una integridad y un sentido de la justicia intachables, sino, además, un adalid imbatible en la lucha, capaz de ganar batallas ante ejércitos de millones de musulmanes con poco menos de 500 hombres a su servicio (dejando a Leónidas y sus 300 espartanos a la altura del betún). Sus compañeros de armas, por supuesto, son casi tan sublimes como su líder, desde Minaya Álvar Fáñez (el personaje mejor construido de todos) al obispo Jerónimo (quien, siguiendo las enseñanzas de Cristo, pide siempre al Cid ser el primero en atacar a las tropas árabes -nótese la ironía-); su mujer y sus hijas son mujeres rectas, amorosas y obedientes; el rey Alfonso acaba honrándole como si fuera su hermano, mostrando sabiduría y clemencia como le corresponde a un buen monarca... En el lado contrario estarían los antagonistas del Campeador, crueles, avariciosos, infames, deshonrosos... En este sentido, curiosamente, no se encontrarían los musulmanes, que aparecen retratados como rivales dignos del Cid en la batalla (algunos, incluso, serán aliados de Rodrigo Díaz, mostrando las mismas virtudes que Minaya o el obispo); sino nobles cristianos como los Infantes de Carrión, lo que demuestra que la enemistad entre Castilla y Al-Andalus no era tan acérrima como algunos sectores de nuestra sociedad quieren hacernos creer.

CRÓNICA DE UNA MUERTE ANUNCIADA
GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ
Dado que, durante mis prácticas como profesor, tenía que explicar la narrativa iberoamericana del siglo XX, me pareció oportuno leerme al fin este clásico de nuestra literatura, para así tener una mayor base sobre la que asentar mis exposiciones. Y debo reconocer que lamento no haberle dado antes una oportunidad a esta novela, que me enganchó gracias a su estilo directo, su combinación de elementos literarios y periodísticos (por ejemplo, las citas propias de una crónica de un periódico) y, sobre todo, su excelente trama. Merced a su magistral manejo de la tensión dramática y la angustia por la "inevitabilidad" de la tragedia, García Márquez consigue que no te despegues de su libro en ningún momento, forzándote a esperar ese milagro, ese rescate postrero que salve la vida al pobre de Santiago Nasar, un hombre inocente al que, por caprichos del destino, involucran en un turbio asunto en el que nada tenía que ver (por mucho que diga la crítica, resulta evidente que Ángela Vicario da su nombre por culpa de la gigantesca presión a la que es sometida, y no por otras causas). Produce verdadera asfixia (y hasta repulsa) contemplar cómo el pueblo de Manaure no pone freno a la locura de los hermanos Vicario, cómo el sino parece empecinado en que Nasar muera, cómo la muerte se va aproximando con paso firme a un muchacho ignorante de la suerte que va a correr. En las últimas 20 páginas (las mejores de toda la novela) se alcanza un clímax de rabia, impotencia y dolor que jamás había presenciado hasta la fecha. Se trata, sin sombra de duda, de un tratado magistral sobre la futilidad de la existencia humana y el sinsentido de la violencia, dos de los temas favoritos de un García Márquez al que, de todos modos, le pongo una pega: la forma de redactar, que no me termina de convencer.

LIBRO DE BUEN AMOR
JUAN RUIZ, ARCIPRESTE DE HITA
O, en román paladino, tratado de cómo ligar en la Edad Media. Al igual que defendieron estudiosos como Américo Castro, yo no creo que este libro tenga un afán didáctico-moralista (al menos, no de manera exclusiva). No en vano, no se condena la labor de las alcahuetas, sino que se ensalza su figura (en este sentido, cabe destacar la sutileza y la inteligencia de Trotaconventos, posiblemente uno de los personajes literarios más completos de nuestra literatura -y antecesora de La Celestina-); no se denuncia el flirteo, sino que se describe con detalle cómo hay que conquistar a una dama; no se reprueba el sexo, que, de hecho, está muy presente en varios episodios del tomo, como las andanzas del Arcipreste por el campo (y sus 'affaires' con un par de pastoras); la mujer no aparece como la responsable del Pecado Original ni de las ansias de la carne (sí, lo sé, me ha quedado muy "así", pero es que acabo de ver El nombre de la rosa y algo se pega :P), sino como un ser al que adorar (véase la loa a la mujer chiquitita, una de las mejores composiciones del Arcipreste) y que trae una felicidad que nada ni nadie es capaz de proporcionar (llevando incluso a los clérigos a rebelarse en contra de un mandato de Roma, por el que quedan prohibidas las mancebas)... Obviamente, Juan Ruiz no hace una apología del sexo libre, ya que, de lo contrario, su obra no habría llegado a nuestras manos; pero sí humaniza las relaciones entre hombres y mujeres, mostrándolas tal cual son, sin milongas religiosas y/o sociales que conviertan al amor en una afrenta a Dios y, sobre todo, a nosotros mismos. Eso sí, el Arcipreste no duda en marcar la frontera existente entre la libertad para amar y el libertinaje carnal, pero no lo hace con una intención moralizante (en el sentido restrictivo de la palabra), sino, más bien, a modo de aviso para evitar que los jóvenes corazones los confudan, lo que acabará trayéndoles un sufrimiento innecesario. Y es que Juan Ruiz simplemente desea disfrutar del amor, un anhelo que sabe transmitir por medio de sus palabras a sus lectores.

UN VIEJO QUE LEÍA NOVELAS DE AMOR
LUIS SEPÚLVEDA
Éste, con diferencia, ha sido el libro que más me ha gustado en lo que va de 2010, en buena medida porque me ha recordado a horrores a una de mis novelas favoritas, a saber, El viejo y el mar de Ernest Hemingway. No es para menos: la atmósfera es muy parecida (una naturaleza agreste, solitaria, sin rastro de humanidad); el protagonista, Antonio José Bolívar Proaño, se encuentra en un punto vital similar al pescador de Hemingway (un anciano que ha conocido mejores días y que estima que no le quedan retos por superar); un animal convertido en el último rival digno (una tigresa, en este caso particular); y una profunda reflexión sobre el sentido de la existencia del hombre, mezclada en esta novela con un reseñable ecologismo y una mordaz crítica a la civilización occidental. En este último sentido, cabe destacar la confrontación que realiza Sepúlveda entre la tribu de los shuar (con la que realmente convivió), que destaca por su honorabilidad, su civismo, su respeto por la naturaleza y su libertad; y los colonos y exploradores, que encarnan la destrucción sin sentido, la irresponsabilidad, la codicia... El mejor ejemplo de esto último se halla en la figura del alcalde, un hombre corrupto, estúpido, cobarde y desagradable, incapaz de ganarse el respeto incluso de su mujer. Esta novela, por tanto, presenta los rasgos temáticos típicos de la novela suramericana del siglo XX (que se aprecian también en García Márquez y otros tantos escritores), así como los estilístico-narrativos (continuos saltos en el tiempo, alternancia de perspectivas), convirtiéndose así en uno de los ejemplos más característicos de la literatura hispanoamericana de esa centuria, amén de en un libro sumamente apasionante, que cautiva desde la primera hoja hasta la última.

LA PRINCESA PROMETIDA
WILLIAM GOLDMAN
Y terminamos este repaso con uno de mis regalos de cumpleaños (también cortesía de Rocío ^_^). Muchos podríais pensar que, habiendo visto la película, no sería necesario leer la novela... Pues bien, os equivocáis. Si bien es cierto que la trama es más o menos la misma, los personajes cambian bastante (Buttercup es un pelín niñata, Westley no es el perfecto caballero de la cinta, Fezzik es menos inteligente de lo que aparenta en el filme...), hay muchos detalles que se omiten (el pasado de Iñigo y, sobre todo, Fezzik; el modo en que se conocen el príncipe y Buttercup), el final es completamente diferente... Y, sobre todo, se pierde por completo la original e ingeniosa manera de narrar que tiene Goldman, que no se atribuye el mérito de la novela, sino que se la concede a un autor ficticio llamado S. Morgenstern, al que no duda en criticar determinadas decisiones estilísticas y/o narrativas. De hecho, el verdadero título de esta obra es La Princesa Prometida: la versión de las partes buenas, ya que, según Goldman, el "libro" de Morgenstern está plagado de datos históricos y sátiras políticas completamente innecesarias y aburridas. Resulta divertido ver todo lo que se va inventando Goldman acerca de Morgenstern, su vida, cómo el libro original del escritor europeo llegó a sus manos, sus peripecias para adaptarlo y conseguir que no fuese tan espeso... A la par que va narrando las conocidas aventuras de Westley, Iñigo y los demás, de las cuales existe, por cierto, una continuación que iba incluída en mi versión (de nuevo, muchas gracias Ro ^^) titulada El bebé de Buttercup. Es una auténtica lástima que Morgens... perdón, que Goldman dejara este relato sin terminar, aunque su lectura merece mucho la pena (sobre todo la parte en la que Goldman y Stephen King se disputan su redacción XD).

De momento, esto es todo. Espero aumentar la cuota ahora en el verano, ya que tengo tiempo libre para ello XD Un saludo a todos mis lectores

2 comentarios:

Celebnár dijo...

Un post muy muy interesante ^^
Ya te he comentado por messenger un par de cosas, pero me han entrado ganas de leer algunos de los libros que has reseñado ^^

Coincido en gran parte con tu opinión de Alicia. Me lo leí no hace demasiado (no por la peli, además al final se me escapó y no pude verla en el cine :S) y me pareció una obra muy interesante y sí, en absoluto para niños, pero es que Disney es experta en disfrazar como infantiles obras que en absoluto lo son, vamos.

Y nada, aparte de nuestro debate sobre la épica xD (¡ACEPCIÓN! la palabra era acepción y me acabo de acordar xDDD) y sobre la forma en la que se dibuja a los moros, me sorprende y alegra ver a alguien que se lee el Cid porque sí y además le gusta :D

A ver si me pongo y leo alguno de los que me han llamado, y podemos comentar ^^
:**

Narya-Mithrandir dijo...

Leer siempre es un buen propósito ;)

Me has picado la curiosidad con algunos libros que has puesto y no me he leído, si los encuentro y tal me los leeré y así comentamos ^^