Muy buenas a todos. Perdonad esta prolongada ausencia en mis dos Zealitys, pero entre los cursos de las oposiciones (y sus mil millones de tareas) y los últimos ensayos y preparativos de cara a la EstelCon (de la que ya haré una crónica amplia en el Zeality original), me ha resultado completamente imposible actualizar hasta hoy, día en el que he decidido relajarme un poquito y dedicarme a menesteres más ociosos, como, por ejemplo, terminar este 'post' (que tenía en mente desde hace ya tiempo). ¿Y de qué va a ir? Pues de una curiosidad que rodea a una de las sagas de videojuegos más famosas de todos los tiempos, a saber, Final Fantasy.
Muchas fueron las fuentes de las que bebió en su día Hironobu Sakaguchi para crear esta mítica colección (que en breve conocerá su decimocuarto episodio), desde la mitología nórdica (patente, sobre todo, en el Final Fantasy VII) a la hindú, pasando por la griega, los textos religiosos (el Talmud, principalmente), el animismo e incluso el mundo del cine. Sin embargo, hay una muy concreta que poca gente conoce, a saber, La Divina Comedia, el poema épico del italiano Dante Alighieri. Las referencias a este clásico de la literatura mundial son, de hecho, especialmente frecuentes en las primeras entregas de Final Fantasy, alcanzando este particular homenaje su cenit en el sexto título de dicha saga.
Y es que en Final Fantasy VI disfrutamos de una clara alegoría a esta obra cuando nos medimos a su jefe final, Kefka Palazzo. Para llegar hasta él, antes se han de derrotar a tres oponentes más, cada uno de los cuales representa las distintas dimensiones por las que pasea Dante en su relato. De esta forma, los héroes se enfrentan, en primer lugar, a Demonio, clara mención al Infierno dominado por Satanás; después a Enemigo, que está conformado, primordialmente, por hombres sufrientes, aludiendo a la naturaleza del Purgatorio (las almas humanas teniendo que recorrer sus agrestes parajes para expiar sus pecados); y, finalmente, a Diosa, cuya figura es muy similar a la Piedad de Miguel Ángel (esto es, la Virgen -Diosa- sosteniendo el cuerpo inerte de Cristo -Kefka antes de convertirse en Dios-). Es más, en la versión japonesa, Diosa recibe el nombre de María. Huelga decir que Diosa simboliza el Paraíso.
Tras superar a estos enemigos, los protagonistas de Final Fantasy VI se encuentran cara a cara con Kefka, convertido ya en dios de la magia. Esto es, el final del viaje de Terra y sus compañeros es el mismo que el de Dante en La Divina Comedia, cuando el escritor, gracias a la mediación de la Virgen María (Diosa), logra entrevistarse con el mismísimo Dios. En ambos casos, Dios-Kefka revela a su interlocutor el sentido de la vida, punto en el que, lógicamente, el villano nada tiene que ver con el Creador, al revelar que ni el amor ni los sueños tienen sentido para él, por lo que va a proceder a su destrucción. Eso sí, del mismo modo que Dante no es capaz de entender las palabras de Dios (por ser demasiado elevadas para su mente), tampoco los héroes de este videojuego comprenden a Kefka, al que deciden derrotar para salvar el mundo que él desea arrasar. Por último, el escenario de la batalla recuerda enormemente a los círculos del Paraíso (presididos, en el centro, por una luz incandescente, como la de Dios en La Divina Comedia).
Valga como curiosidad que uno de los ríos más importantes del mundo de Final Fantasy VI se llama Lete, justo el mismo nombre que tiene el torrente del que bebe Dante Alighieri para olvidar sus pecados antes de entrar en el Paraíso. No obstante, éste no es el único nombre que Sakaguchi ha extraído de este conjunto de cantares. Así, tanto en el Final Fantasy I (en su versión de GBA y PSP) como en el IV (sobre todo en éste último), nos tenemos que batir con Scarmiglione, Cagnazzo, Barbariccia y Rubicante, cuatro de los trece demonios que conforman el Malebranche, encargado de cuidar la quinta fosa del octavo círculo del Infierno (también llamado Malebolgia). En el IV también se ha de cruzar espadas con Calcabrina, otro de los componentes del Malebranche.
Otros monstruos de los Final Fantasy con menor peso argumental también han sido nombrados a raíz de entes vistos en La Divina Comedia. Por ejemplo, en el 'remake' de Final Fantasy IV para la Nintendo DS se ha incluido un nuevo jefe final llamado Geryon, la bestia con cola de escorpión y rostro de hombre honesto que mora en el Flegetón, entre los círculos séptimo y octavo del Infierno. Al mismo tiempo, en diversos juegos de esta saga, se pueden encontrar a los árboles fantasma Mammon (el demonio de la avaricia) y a los duendes Farfarello (otro de los miembros del Malebranche). Como remate, en Final Fantasy VII: Crisis Core, Zack Fair, su protagonista, luchará contra unas criaturas llamadas como las diferentes zonas que componen el noveno y último círculo del Infierno, a saber, Caína (donde son castigados los traidores a su familia), Antenora (para los que traicionaron a sus compatriotas), Tolomea (para quienes engañaron a sus huéspedes) y Giudecca (los traidores de los benefactores de la Humanidad). Otros de estos seres recibirán los nombres de Purgatorio y Lucifer.
Y, por si todas estas menciones al Infierno de Dante no fueran suficientes, he aquí otra más. En Final Fantasy II, los protagonistas se ven forzados a entrar en el Pandemonium (Paraíso perdido, de John Milton) para derrotar al villano principal del juego, el Emperador Palamecia, que se ha alzado como rey del infierno (de otro modo, ¿cómo iba a habitar el Pandemonium?). Pues bien, el último piso de este palacio, donde mora el Emperador, presenta la forma de un lago helado cristalino, muy similar al Cocito en el que se encuentra encerrado Satán (señor del infierno en La Divina Comedia), en el noveno círculo infernal.
¿Quién dijo que no se puede estudiar Literatura con los videojuegos? ;)
No hay dos atunes iguales
Hace 2 meses
4 comentarios:
Interesante entrada... aunque me he dado cuenta de que no recuerdo nada de la Divina Comedia... ni de los FF XD
Seguro que esta entrada le mola a David :P es una pena que yo no pueda apreciarla en toda su extensión por no haber jugado a ningún Final Fantasy.
A veces es curioso ver cómo algunas obras influencian la creación de otras ^^
Me gusta mucho el especial hincapié que haces en las referencias, muy exhaustivas. Se trata definitivamente de una interesante intertextualidad (entendiendo el componente narrativo de los FF como texto) en la que Sakaguchi y su equipo demuestran haberse documentado sobremanera.
No me extraña para nada, pero lo desconocía por completo. Muy interesante, sin duda. Me quito el sombrero.
Muchas gracias, Godadá, por tu comentario. Como he dicho por vuestro foro, es un halago que verdaderos fans de Final Fantasy encuentren interesante esta entrada ^_^
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