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domingo, 19 de septiembre de 2010

Y la mochila se quedó huérfana

Me he levantado esta mañana con una trágica noticia. José Antonio Labordeta, el célebre cantautor, escritor, periodista y político, ha fallecido esta madrugada después de padecer una larga enfermedad. Se nos ha ido un renacentista, un hombre crítico con su tiempo, inconformista, capaz de cultivar cualquier arte y de convertir cualquier rincón de España en un pequeño Paraíso con su fantástica prosa. Una persona de ideales (libertad, igualdad, paz), por los que luchó incluso en el Congreso de los Diputados representando a su amada tierra, Aragón. Un ser humano admirable por su fuerza, su incansable energía y, sobre todo, su excelso talento.

Labordeta nos abandona para recorrer, mochila al hombro, nuevos lugares que nadie ha visto, al igual que hiciera en vida, en su memorable programa Un país en la mochila. Aunque su carrera profesional era ya muy dilatada, fue la televisión la que le dio la fama en los años 90 con este singular espacio, en el que se reinterpretaba el género del documental desde una perspectiva más literaria y humana. Merced a Un país en la mochila, Labordeta nos descubrió, sin excesivas pretensiones didácticas, paisajes, costumbres, pueblos y gentes que nunca hubiéramos imaginado que existieran en la España de hoy día. Comunicación pura es lo que se destilaba de cada uno de sus reportajes, los cuales brillaban por su sencillez prosaica, su cercanía y su excelente manejo de la anécdota histórica y mitológica. Valgan estos vídeos como ejemplos de lo que expongo en este párrafo:









Pero su polifacética figura no se limitó a mostrarnos por televisión la belleza de nuestro país. Desde finales de los 60, Labordeta nos legó también algunas canciones realmente conmovedoras, destacando su Canto a la libertad, el himno no oficial de Aragón, en el que se aprecian los principales valores que él defendió a lo largo de toda su vida, a saber, igualdad, esperanza en el hombre, fraternidad, paz y, cómo no, libertad:



También es reseñable su Somos, donde se respira ese mismo espíritu que se dejaba sentir en Canto a la libertad:



Además de la música, Labordeta cultivó la literatura (escribió un total de 24 libros), tanto en su vertiente narrativa como en la lírica. En su poesía se intuye una cierta nostalgia por tiempos más sencillos, amén de su pasión por su tierra aragonesa. El siguiente poema lo ejemplifica a la perfección:

CESARAUGUSTA DOS

Cuando el cierzo desciende y se alza la niebla,
toda la ciudad -mi Zaragoza amada- se cubre de
[palabras
que surgen del silencio hacia la nada.

Es entonces -el enorme Paseo
se hace suave y hermoso- cuando veo las cosas
como fueron: El niño, la explanada,
la vieja que vendía cacahuetes y almendras.
Pero cuando otra vez
el aire del Moncayo violentamente baja,
surgen los comerciantes
en paños y en alhajas
aupando a un tonto sabio
que viene a hablar del alma.

¡Ay mi ciudad
con tantos pedestales
cubiertos de anónimas palabras!;
¿A dónde te diriges?

Sólo tu espesa niebla
permite ver las cosas
igual que se veían en la infancia.

A este tipo de composiciones se le unen otras de corte más íntimo y biográfico, como las que os presento a continuación:

TE HE VISTO ENVEJECER

Te he visto envejecer entre mis manos,
mis caricias -tus manos me abrazaban
un día y otro día- sin poder detenerte,
detenernos.
Tus ojos querían para mí
las coas dulces, suaves,
aunque tú ya sabías lo violenta,
dura y desolada,
que está la vida. Y una vez,
y otra vez, me hablabas del camino.

Y ya hoy
-Ana y Ángela, mis hijas,
te recuerdan- te veo como nunca lo hice:

Agobiada por años y más años,
por palabras y ausencias,
por dolores.

Quisiera para ti
toda la paz del mundo. Toda la paz
que no pudimos darte.

Su melancolía inconformista también se halla presente en su producción lírica:

HOY QUISIERA

Hoy quisiera olvidarme del mar,
del mar en las ventanas,
del dígale usted a todos buenos días,
seguimos por aquí,
así como siempre, muy buenos de salud
y de agonía.

Hoy quisiera
no saber las palabras,
olvidarme los ritos, las maneras,
ser tan libre como la mano de una niña,
o el ojo de un pájaro en la niebla.

Hoy quisiera
-queremos siempre y para nada sirve-
decir palabras lentas,
melodías colgadas de la sombra,
sueños que se entrecruzan, heróicas campanas.

Pero somos de aquí,
del billete señor,
la carne va subiendo
y el hígado del viejo se estropea.
Somos
de las tardes de fútbol.

Hoy quisiera
-quieres tantas cosas-
cerrar de una vez esta ventana
y descansar del ruido de allá fuera.

Pero entran el mar,
el ruido y el regusto brutal
de toda esta tierra.
Somos de ahí,
de enfrente, justo al lado
donde se ama y crea.
Somos
-y hoy quisiera...-
del urbano paisaje de la tierra
y aquí no hay quién se salve
de la hoguera.

En materia política también brilló con luz propia. Puso en su sitio a Gobiernos tanto de izquierdas como de derechas, siempre con el objetivo de luchar por el bienestar de Aragón y sus gentes... y también por el de España:





Lamentablemente, su paso por el Congreso será más recordado por el ex abrupto contra algunos diputados del Partido Popular que se mofaban de él mientras hablaba en el estrado. En una de sus últimas apariciones públicas, el Follonero y él comentaban la jugada:



Sin embargo, yo le digo, señor Labordeta, que hizo lo que debía hacerse. A la gente hay que ponerla en su sitio y usted lo hizo de manera impecable. Y descuide: no se le recordará únicamente por este "desliz", sino por todo su legado artístico, sus brillantes documentales y su manera de defender a los suyos. A todos nosotros. Descanse en paz.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Gran artículo, no sabia que Labordeta era tan polifacético...
Los hay que una sola vida no les es suficiente...

Un saludete,
Rodas.