"Si todos cumplimos las normas, Bilbao se convierte en un caos"
Paco de la Fuente va a contracorriente. Cuando lo normal es que los conductores se jueguen cuantiosas multas por apretar en exceso el acelerador, él circula 'pisando huevos' a propósito. Es su forma de protestar. "Desde principios de este mes he decidido respetar todos los límites de velocidad, como no tengo prisa...". Este autónomo bilbaíno quiere demostrar que "si todos cumplimos las normas, Bilbao sería un caos".
Circula por debajo de lo que marca la señal, ya que "es la velocidad máxima permitida, no a la que hay que ir", recuerda. Y tiene que aguantar "pitidos de coches y autobuses y que te llamen de todo", reconoce. En realidad, lo esperaba. "¡A que un día me para la Policía por ir demasiado lento!". Hace poco, alrededor de las ocho y cuarto de la mañana, cuando regresaba a su casa después de dejar a su hija en el colegio, tomó la carretera del Campo Volantín, con un único carril para cada sentido, donde el límite es de 30.
"Esa calle siempre está atascada", pero, casualmente, ese día circulaban detrás de él una chica y una patrulla de la Policía Municipal. "Podía ir a 20, 25 por hora; claro, montas una caravana del 15", reconoce. Los policías, "con un rebote que no veas", le adelantaron y se colocaron en paralelo a él en el carril contrario. "Me preguntaron qué me pasaba para ir tan lento". Paco contestó desafiante: "Ahí pone 30". "Deténgase más adelante, en la parada de autobús", le indicaron.
Según Paco, los agentes le aconsejaron que fuera "más rápido". "¿Me está usted incitando a que no respete las señales?", les advirtió. Entonces, los policías le pidieron la documentación. Asegura que los agentes le anunciaron que le iban a denunciar si encontraban algo irregular en los papeles, la ITV caducada, no llevar seguro... "Antes de hacer algo así, me aseguré, tenía todo legal", dice Paco, así que le tuvieron que dejar marchar "con cara de impotencia".
Lejos de amilanarse, Paco se propone seguir con su campaña "todo el mes o todo el año, ya veremos". También ha probado a respetar las señales en la bajada de Zumalacarregui, también limitida a 30. "Si baja detrás de ti un Bilbobus, te pasa por encima". Su conducta puede resultar "peligrosa: conducir lento hace que la maniobrabilidad del coche se reduzca, y te distraes con facilidad, además los que van detrás se mosquean, se acercan mucho a ti..., se pueden bajar y pegarte".
"La cosa funciona porque la gente no cumple las normas", afirma convencido. En otra ocasión, también en el Campo Volantín, le adelantó "una niña en bici por el bide-gorri", sonríe.
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