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viernes, 14 de marzo de 2008

Tampoco hay que exagerar...

Acabo de leer por Internet que la elección de Rodolfo Chikilicuatre para Eurovisión podría ser impugnada en los Tribunales. No sé, yo tampoco estoy de acuerdo con la elección, pero creo que hay asuntos más importantes en el mundo para tratar en los juzgados que esto, ¿no?

Aquí os dejo la noticia-análisis que aparece en El Semanal Digital:

La elección de Rodolfo Chikilicuatre puede acabar en los tribunales

La elección de Rodolfo Chikilicuatre para que represente a España en el Festival de Eurovisión, algo que a muchos les hace mucha gracia, pero que es absolutamente lamentable y patético, puede acabar en los tribunales. Los concursantes eliminados están pensando querellarse contra TVE si no anula la selección, y pesan sobre el director general de la cadena pública, Javier Pons, acusaciones graves por beneficiar a El Terrat, la productora de Buenafuente, donde fue director antes de llegar a TVE.

La verdad es que todo el proceso huele a tongo o a algo más serio, y es una muestra más de la connivencia entre Televisión
Española y los amigos de La Sexta. ¿Cómo se entiende que la televisión pública, miembro de la UER (Unión Europea de Radiodifusión), ceda los derechos de imagen y autor que genera el festival a una productora privada, la de Buenafuente, a la que da asilo en su programación?

Esto en mi pueblo tiene un nombre, pero lo dejo a su valoración. Los hechos son claros y no admiten duda. El director general de TVE, Javier Pons, tiene entre sus funciones lógicamente todo lo tiene que ver con la preparación y emisión del Festival de Eurovisión y, por supuesto, con el negocio que genera un evento de este tipo y que son muchos millones de euros.


El humorista trabaja para La Sexta, la cadena de los amigos de Zapatero. Y, aunque es verdad que fue el elegido por Internet y por llamadas telefónicas, llegó hasta allí porque TVE se lo permitió. Las bases del concurso, archiconocidas, no admiten canciones con letras que hagan referencia a cuestiones políticas. Y Baila el chiki chiki, la canción -por llamarle algo- que nos representará si los tribunales no lo remedian, lo hace hasta el punto de que ahora hay que cambiar la letra.

Entonces, ¿por qué se la dejó llegar hasta el final? No sería la primera vez que TVE detiene el conteo de llamadas si la canción no es apropiada. Muy sencillo: estaba decidido que el negocio se lo llevasen Buenafuente y, por ende, La Sexta. Esta cadena de televisión es ya la gran productora de la parrilla de la televisión pública. A través de su socio Mediapro realiza programas deportivos, España Directo, todos los programas informativos o de debate y ha controlado las unidades móviles en todo el proceso de campaña electoral. La Sexta es, en definitiva, la gran productora de TVE.

El negocio del Festival está en los derechos del autor o autores de la canción (letra y música), los generados por la imagen
del cantante en programas de televisión o radio, los bolos veraniegos... Es, sin ninguna duda, uno de los negocios de la música más suculentos de todo el año.

Más conexiones para entender la jugada hay que buscarlas en que el actual presidente de RTVE es Luis Fernández, aupado a este puesto procedente de Mediapro. Cierto
que trabajó durante varios años para Prisa, pero llegaba a RTVE directamente del socio de La Sexta.

En todo caso, no es la primera vez que el Festival de Eurovisión es asunto de polémica. Nada más llegar Carmen Cafarell a la dirección de RTVE se escogió para representar a España en el Festival de Eurovisión a Las Ketchup. Curiosamente, el representante de las cantantes era Pedro Pablo Mansilla, cónyuge de la presentadora Elena Sánchez, miembro del PSOE y antiguo director general de Prisiones, cargo que tuvo que abandonar tras una denuncia que afirmaba que presos de alguna cárcel le fabricaban muebles para sus casas.

Mansilla, convertido ahora en promotor inmobiliario, es quien a dedo ha sido encargado por Luis Fernández para encontrar comprador para los edificios de RTVE, y el que busca terrenos para las nuevas sedes de la televisión pública. Casualmente Mansilla figura como responsable o accionista de no menos de veinte empresas inmobiliarias, datos que quedaron eliminados de su currículum en la presentación a los medios. El encargo ha estado parado hasta que se celebraran las elecciones del pasado domingo. Demasiadas casualidades, ¿no creen?

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